martes, 30 de marzo de 2010

Alumnos de quinto,les subo algunos complementos para estudiar Antígona, lo que quería acercarles de la información no pude subirlo, para los que quieran después se los hago llegar.

En el PRÓLOGO podemos estudiar el manejo de los paralelismos y los contrastes, técnica que el autor usa habilmente:
Parlamento de Antígona
1-Vocativo, se dirige a Ismena apelando
la afectividad
2-evocación de las desgracias del pasado
3-alusión a la situación actual: edicto de Creonte acerca del entierro de los hermanos muertos
4-actitud de Antígona: exhortar a Ismena para que se rebele contra Creonte

Parlamento de Ismena
1-vocativo, se dirige a Antígona apelando a la reflexión
2-evocación de las desgracias del pasado
3-alusión a la situación actual: son dosmujeres indefensas y en soledad
4-actitud de Ismena; exhortar a Antígona para que se someta obedeciendo a Creonte

Antígona actúa con MEGALOSIDIA (grandeza de alma, magnanimidad,
arrogancia)

Ismena actúa con SOFROSINE (moderación, prudencia, buen sentido)

Para Antígona el entierro de Polinices es "piadoso delito", "deber piadoso" su pensamiento muestra la oposición central de la obra, el conflicto entre leyes de distinta competencia.

Para Ismena el entierro de Polinices es "completo desatino", "no es cosa razonable", su pensamiento muestra una cosmovisión tradicional queno se sale de loslímites.


Algunas definiciones útiles:
APORÍA - APORÉTICO indica dificultad, embarazo, situación insoluble.
EPÓNIMO se refiere al héroe o a la persona que da nombre a un pueblo, a una época o a una obra.
WELTANSCHAUN cosmovisión, designa la interpretación y sentir de un individuo o una comunidad, según su propia experiencia, de la realidad determinada por los aspectos histórico-filosófico-culturales.

sábado, 20 de marzo de 2010

¿Dónde estás, hermano? (ficha de observación)


FICHA DE OBSERVACIÓN (1)

Película: ¿Dónde estás, hermano? (O brother, where art thou?)
Director: Joel Coen
Guión: Ethan Coen (basado libremente en "La Odisea", de Homero)
Año: 2000
País: Estados Unidos
(por más datos: http://www.imdb.com/title/tt0190590 )

"¿Dónde estás, hermano?" nos muestra la historia de tres fugitivos que se escapan de una cuerda de presos en el Sur de Estados Unidos. Sin embargo, tanto Everett (George Clooney), como Pete (John Turturro) y Delmar (Tim Blake Nelson), no buscan solamente la libertad. Buscan también llegar hasta un tesoro escondido bajo tierra antes de la fecha en la que ese sitio sea inundado mediante la rotura de un dique para crear un lago artificial. Mientras tanto, la Ley persigue sin tregua a los protagonistas en el medio de una odisea en la que se cruzan con personajes típicos del Sur profundo estadounidense. Esta película, cuya estructura y argumento están libremente basados en "La Odisea", el poema épico de Homero, nos ofrece asimismo un panorama del Sur en los años '30, conocidos también como la época de la depresión económica.

Propuesta:

1) Menciona (redactándolo) cuáles son los acontecimientos principales de la película.

2) ¿Qué elementos típicos de Sur de Estados Unidos pudiste apreciar?

3) ¿Encontraste algunos aspectos de la historia vinculados al Gótico Sureño? ¿Cuáles?

4) La frase con la que se promocionó la película en su momento fue: "Algunas veces, debes perder tu camino para poder regresar a casa" (Sometimes, you have to lose your way to get back home). ¿Cómo se puede interpretar esa frase a partir de lo que ocurre en la película?

5) ¿Qué parte de la película te gustó más? ¿Por qué?

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6 [opcional, para los que deseen investigar al respecto]: En la escena en que los tres protagonistas van a rescatar a Tommy Johnson en medio de la ceremonia del Ku-Klux-Klan hay un plano en el que se hace un homenaje a la película "El mago de Oz" (The wizard of Oz [1939])... ¿Puedes encontrarlo? Una pista: se trata de una situación muy similar en ambas películas... Otra pista: en "El mago de Oz" se produce también en el momento en el que los protagonistas deben rescatar a alguien...



jueves, 18 de marzo de 2010

XIII Festival Internacional de Cine de Punta del Este


¡¡Continúa el XIII Festival Internacional de Cine de Punta del Este!!
Recuerden que si aún no tienen su pase libre para las exhibiciones del Cine Cantegril, concurriendo a la sección de prensa (ubicada al lado mismo del Cine Cantegril) pueden conseguir uno presentándose como estudiantes de bachillerato del Liceo Departamental de Maldonado.

Para descargar el catálogo completo de todas las películas hacer click aquí.
¡Que disfruten de la programación!

sábado, 13 de marzo de 2010

You gotta move



You gotta move

(compositor: Fred McDowell)

You gotta move
You gotta move
You gotta move, child
You gotta move
Oh, when the Lord gets ready
You gotta move

You may be high
You may be low
You may be rich, child
You may be poor
But when the Lord gets ready
You gotta move

You see that woman
Who walks the street
You see that police
Upon his beat
But then the Lord gets ready
You gotta move

You gotta move

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Tendrás que moverte
Tendrás que moverte
Tendrás que moverte
Tendrás que moverte
Oh, cuando el Señor esté pronto
Tendrás que moverte

Tal vez estés arriba
Tal vez estés debajo
Tal vez seas rico
Tal vez seas pobre
Pero cuando el Señor esté pronto
Tendrás que moverte

Ves esa mujer
Que camina por la calle
Ves ese policía
Que golpea su cachiporra
Pero cuando el Señor esté pronto
Tendrás que moverte

Tendrás que moverte



domingo, 7 de marzo de 2010

"Lectura prohibida", por Alberto Manguel

Familia de esclavos del Sur de Estados Unidos a mediados de siglo XIX

[También les dejo este fragmento de un texto del escritor argentino Alberto Manguel (perteneciente al libro "Historia de la lectura"), como material de lectura complementaria para conocer aspectos de la sociedad y la historia del Sur de Estados Unidos. En este caso, se trata de algo que mencionamos en una clase: la prohibición de leer de la que fueron víctimas los esclavos negros del sur en el siglo XIX]

(...) en Carolina del Sur (...) se promulgaron estrictas leyes que prohibían enseñar a leer a los negros, tanto esclavos como hombres libres, leyes que siguieron vigentes al menos hasta mediados del siglo XIX.
Durante siglos, los esclavos afroamericanos aprendieron a leer superando dificultades extraordinarias, arriesgando la vida en un proceso que, debido a los obstáculos que encontraban, a veces les llevaba varios años. Los relatos de su aprendizaje son numerosos y heroicos. La nonagenaria Belle Myers Carothers -entrevistada por el Federal Writer's Project, una comisión creada en los años treinta para recoger, entre otras cosas, los relatos personales de ex esclavos- recordaba que había aprendido las letras mientras cuidaba al bebé del dueño de la plantación, que jugaba con un rompecabezas alfabético. El dueño, al ver lo que su esclava hacía, la pateó con sus botas. Myers perserveró, estudiando en secreto las letras del rompecabezas, así como unas pocas palabras en un abecedario que había encontrado. Un día, contó, "encontré un libro de himnos... y deletreé 'Cuando Leo Con Claridad Mi Nombre'. Me sentí tan feliz al comprobar que sabía leer de verdad, que corrí a contárselo a todos los demás esclavos". El amo de Leonard Black una vez lo encontró con un libro y lo azotó con tal violencia "que me hizo olvidar mi sed de conocimientos, y abandoné la lectura hasta después de fugarme". Doc Daniel Dowdy recordaba que "la primera vez que atrapaban a uno tratando de leer o escribir lo azotaban con una correa de cuero, la segunda con un látigo de siete colas y la tercera le cortaban la primera falange del dedo índice". Por todo el Sur de los Estados Unidos era frecuente que los propietarios de plantaciones ahorcaran a cualquier esclavo que tratara de enseñar a los otros a leer.
En esas circunstancias, los esclavos que querían alfabetizarse se veían obligados a encontrar métodos tortuosos de aprendizaje, ya fuera gracias a otros esclavos o a maestros comprensivos de raza blanca, o bien inventando estratagemas que les permitieran estudiar sin ser observados. El escritor estadounidense Frederick Douglass, que nació en la esclavitud y llegó a ser uno de los aboliconistas más elocuentes de su tiempo, así como fundador de varios diarios políticos, recordaba en su autobiografía: "Escuchar con frecuencia a mi ama leer la Biblia en voz alta... despertó mi curiosidad sobre el misterio de la lectura y provocó en mí el deseo de aprender. Hasta ese momento no sabía nada de ese arte maravilloso, y mi ignorancia e inexperiencia de lo que podía hacer por mí, así como la confianza en mi ama, me alentaron a pedirle que me enseñara a leer... En un tiempo increíblemente corto, gracias a su amabilidad, yo dominaba el alfabeto y podía deletrear palabras de tres o cuatro letras... [Mi amo] prohibió a su mujer que siguiera enseñándome... [pero] la determinación con que quería mantenerme ignorante sólo sirvió para afianzar mi decisión de buscar conocimientos. Por eso, en cuanto al aprendizaje de la lectura, tal vez deba tanto a la oposición de mi amo como a la amabilidad de mi afectuosa ama". Thomas Johnson, un esclavo que más adelante llegó a ser un conocido misionero y predicador en Inglaterra, explicaba que aprendió a leer estudiando las letras en una Biblia que había robado. Como su amo leía todas las noches en voz alta un capítulo del Nuevo Testamento, Johnson consiguió convencerlo de que leyera el mismo varias veces seguidas hasta que se lo aprendió de memoria y luego pudo encontrar las mismas palabras en la página impresa. Además, cuando el hijo de su amo estaba estudiando, Johnson le sugería que leyera parte de la lección en voz alta. "Dios sea alabado", le decía Johnson al muchacho para animarlo, "léelo otra vez", cosa que el chico hacía con ganas, convencido de que el esclavo admiraba su talento. Gracias a esas repeticiones, Johnson aprendió lo suficiente como para leer los periódicos y más adelante creó su propia escuela para enseñar a otros a leer.
Aprender a leer no era, para los esclavos, un pasaporte inmediato para la libertad, sino más bien la forma de acceder a uno de los poderosos instrumentos de sus opresores: el libro. Los dueños de esclavos (como los dictadores, los tiranos, los monarcas absolutos y otros ilícitos detentadores del poder) creían firmemente en el poder de la palabra escrita. Sabían, mucho mejor que algunos lectores, que la lectura es una fuerza que requiere apenas unas pocas palabras para resultar aplastante. Alguien capaz de leer una oración es capaz de leer todo; más importante aún: ese lector ya tiene la posibilidad de reflexionar sobre aquella oración, de actuar de acuerdo con ella, de adjudicarle un significado. "Puedes hacerte el tonto con una oración", dijo el dramaturgo austríaco Peter Handke. "Imponerte con una oración contra otras oraciones. Nombrar todo lo que se interpone en tu camino y apartarlo. Familiarizarte con todos los objetos. Convertir todos los objetos en una oración con una oración. Puedes meter todos los objetos en tu oración. Con esa oración, todos los objetos te pertenecen. Con esa oración, todos los objetos son tuyos". Por todas esas razones, había que prohibir la lectura.


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(*) Extraído del libro: "Historia de la lectura", de Alberto Manguel. Ed. Emecé, Buenos Aires, 2005.

sábado, 6 de marzo de 2010

"Inundación en el Mississippi", por Langston Hughes

Langston Hughes

En la primavera de 1927 fui invitado a leer mis poemas en la semana de clausura en la Universidad de Fisk, en Nashville, Tennessee, y la semana siguiente, en una conferencia de la A.J.C. de Texas. No había estado antes nunca en el sur ni se me habían ofrecido jamás honoriarios tan tentadores por leer mis poemas, de manera que acepté ambas invitaciones, y salí de Lincoln inmediatamente después de los exámenes.
Había oído hablar mucho de Fisk a causa del famoso Jubileo de Cantantes de Fisk y tenía grandes deseos de conocer aquella vieja institución negra de enseñanza del sur. Mi visita fue deliciosa. Por primera vez me vi leyendo mis poemas ante un numeroso auditorio de gente de mi raza y me emocioné vivamente al ver que parecían gustarles aquellos poemas en que yo había intentado captar algunos de los sueños y congojas que todos los negros experimentan.
Mientras estaba en Frisk, los periódicos comenzaron a poner titulares cada vez más grandes sobre la crecida del Mississippi. El río rompió los diques. Las dirigentes de la A.J.C. me telegrafiaron que les era imposible celebrar su conferencia en Texas porque había demasiadas delegadas que eran de las regiones inundadas y no podrían asistir. Con los honorarios de mi compromiso en Fisk y la indemnización que la A.J.C. me dio por haber rescindido su contrato, decidí pasar el verano viajando por el sur. Primero fui a Menfis a ver Beale Street.
En el viaje, entre Nashville y Menfis, un grupo de estudiantes con quienes viajaba me gastaron una broma divertida. Sabían que a los negros del norte les costaba trabajo acostumbrarse a las costumbres jimcrovistas del sur y saber exactamente lo que uno podía o no podía hacer. Por ejemplo, supe que en Nashville había determinados parques donde no podían entrar los negros, ni cruzarlos siquiera. Si se interponía un parque en el camino de uno, no podía atravesarlo como lo hubiera hecho un blanco. Un negro tenía que rodear el parque. Por supuesto que yo sabía que los negros estaban obligados a utilizar las salas de espera para negros en las estaciones del ferrocarril y viajar en los vagones Jim Crow, al lado de la locomotora. Casi esperaba ver cualquier día un linchamiento, pero ignoraba esas sutilezas sobre los parques.
Empero, el sur no es tan completamente malo como lo describen, aunque esto no lo supe la primera semana que pasé allí. Por eso, cuando iba hacia Menfis, sentado en el polvoriento vagón Jim Crow, discutí mis temores con los estudiantes. Como el sol brillaba mucho y las cenizas de la locomotora entraban por las ventanas, me puse unos anteojos ahumados que llevaba para protegerme los ojos.
Al poco tiempo, el tren se detuvo en una pequeña estación, para que la locomotora tomara agua. Nos daba tiempo para estirar las piernas y bajé al andén a comprar un helado de crema a un vendedor. Cuando estaba en el andén, algunos de los estudiantes de Fisk se me acercaron silenciosamente y me murmuraron al oído:
-Señor Hughes, ¿no sabe ustede que los blancos del sur no permiten que los negros usen anteojos ahumados?
Me los arranqué rápidamente y miré alrededor para ver si algún blanco había advertido que los llevaba.
Los estudiantes rompieron a reír ruidosamente y entonces me di cuenta de que todo era una broma. Pero he escuchado relatos verdaderos de ciudades en las que los negros sólo podían tener automóviles de segunda mano y otras donde tenían que abandonar la acera al paso de un hombre blanco; y aldeas con carteles como este:

Los negros no pueden tomar el sol

así que pensé que era muy posible que existiera también hostilidad hacia los negros que llevaran anteojos ahumados para protegerse del sol. Pero era simplemente una broma, como aquella famosa advertencia del Mississippi:

¡Negro, cuando leas esto, huye!
¡Y si no sabes leer, huye de todos modos!

probablemente inventado en un vodevil.
Beale Street me desilusionó, y hasta que años más tarde la visité en compañía de W.C. Handy, no pude borrar esta impresión. Hay trozos de las avenidas Quinta o Lenox en el Harlem de Nueva York que a mi juicio son tan vigorosos, tan pintorescos y casi tan negros como la famosa calle de Menfis. En vista de eso, marché a Vicksburg, Mississippi.
Las aguas del río estaban desencadenadas y sólo podía llegarse a Vicksburg dando un gran rodeo. Lo mejor que recuerdo de la ciudad es un café frente al río, cuyas paredes ostentaban letreros con prodigiosas faltas de ortografía:

Los que vusquen vronca que se queden ajuera

y otro:

Si quieres jugar a los daos vete ha casa

y

Paga deseguida cuando haqui comas
Que el señor dueño yeba pistolas

Los periódicos decían que se había establecido en Baton Rouge un gran campamento para los refugiados de la inundación, donde eran acogidos miles de negros y blancos que nunca habían salido de sus plantaciones. Los periódicos negros decían que la inundación era en el fondo beneficiosa, pues arrancaba a la servidumbre a peones del campo a centenares de trabajadores y sus familias. Sentí deseos de hablar con aquellos trabajadores del campo y me dirigí a Baton Rouge.
Baton Rouge me pareció una ciudad de aspecto encantador pero muy sudista en sus prejuicios antinegros. El trato que recibían los refugiados, según su raza, era un ejemplo típico del Dixie de hoy.
Los refugiados blancos eran transportados a través del río hasta la ciudad, en barcos de vapor con camarotes y puentes cubiertos para protegerles de la intemperie. A los negros los llevaban en botes abiertos, a merced del viento y la lluvia.
En Baton Rouge, la Cruz Roja había alojado a los blancos en un grupo de construcciones a la sombra de los árboles, que antes fueron cuarteles del Gobierno. Los negros eran alojados en pequeñas tiendas en campo abierto, donde se hundía uno en el barro hasta los tobillos en cuanto llovía.
A los blancos se les daba tres comidas calientes al día; a los negros, dos. Los blancos recibían un racionamiento regular de tabaco, rapé y dulces. Los negros recibían rara vez, si es que los recibían, esos obsequios.
Algunos de los negros contaban horribles anécdotas acerca del trabajo que se les obligaba a hacer, encañonados con fusiles, en diques que eran finalmente arrastrados por el agua; de blancos empavorecidos que huían en todas las embarcaciones disponibles, abandonando a los trabajadores negros a su suerte; de noches de espanto pasadas en un tejado o un campanario, o trozo de un dique derrumbado, luchando con las culebras y otros pequeños animales salvajes que buscaban también refugio en ellos.
Muchos de los refugiados no sabían leer ni escribir; muchos de ellos nunca habían visto una ciudad; algunos jamás habían salido de las plantaciones donde habían nacido; algunos ya mayores, nunca en su vida habían tenido diez dólares juntos.
-¿Pensáis volver a las plantaciones? -podría haberles preguntado yo.
El campo estaba vigilado y los negros habrían mirado a los centinelas; no tenían dinero; no sabían de ningún sitio adonde ir; habrían contestado casi todos:
-¡Seguro que volvemos!
Baton Rouge me deprimió terriblemente. Y como tenía dinero para marcharme, me fui. Saqué pasaje para Nueva Orleans.
El día antes de marcharme pasé todo el día en el campo de refugiados de color. Al atardecer, estaba sentado en un montón de tierra de las zanjas del improvisado sistema de desagüe, hablando con un trabajador del campo, de unos treinta años, pequeño, menudo, enclenque, con un rostro negro como el África. Poco más lejos, junto a una de las tiendas, estaba su esposa, sentada en un cajón, jugando con tres criaturas. Era una muchacha morena, agradable, vestida con un traje floreado azul.
-Está contentísima porque consiguió uno de los vestidos que venían en el paquete que trajeron esta mañana -me dijo el obrero del campo.
No era un mal vestido para haberlo sacado de un paquete de trajes viejos y se la veía linda allí sentada, riendo con los pequeños.
-¿Son suyos? -le pregunté señalando hacia los tres niños.
-Así es -me dijo -, todos varones.
Dos de los niños eran enteramente negros, pero la piel del otro era de un amarillo marfil, casi blanca. Era un contraste curioso: dos negros y uno blanco. Seguramente él adivinó mis pensamientos.
-Naturalmente -dijo dejándose caer en el montón de tierra -, uno de los críos no es realmente mío.
-¡Ah! -dijo yo.
-Aquel pequeño, el meriney, es del mayoral. Pero lo cuido como si fuera mío.

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(*) Perteneciente al libro: "Renacimiento negro", de Langston Hughes. (Centro Editor de América Latina; Buenos Aires, 1971)

Sur de Estados Unidos

Este es un mapa con los estados que están incluídos dentro de la región Sur de Estados Unidos. Dichos estados están marcados con un color más oscuro, y son (empezando por el norte y de oeste a este): Arkansas, Tennessee, North Carolina, ( y ahora los cinco que aparecen más al sur), Louisiana, Mississippi, Alabama, Georgia y South Carolina.
Los estados de Texas (hacia el oeste) y de Florida (hacia el este), marcados con un rojo más claro, suelen incluirse en el Sur estadounidense con menos frecuencia.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Sobre la literatura gótica sureña de EE.UU.


1: Una introducción sobre el Sur estadounidense hasta el siglo XIX

El Sur de Estados Unidos es una de las regiones más importantes e interesantes de ese país. Aunque también cabe decir que esa región también ha trascendido mucho más, y se ha hecho conocida en el resto del mundo no sólo por su literatura, sino también por su música y por determinados procesos sociales. Hay que recordar que hasta algo más de mediados del siglo XIX la esclavitud de los negros estaba permitida en ese lugar. Barcos procedentes de África tocaban puerto en la zona Sur de Estados Unidos, desembarcando personas que habían sido arrancadas de sus tierras y de sus familias y que luego pasaban a ser vendidas para empezar una vida de esclavitud. Una imagen típica del Sur estadounidense, y que es una imagen que se difunde hasta el día de hoy en el cine, es la de los esclavos negros trabajando en condiciones durísimas en las plantaciones de algodón. Y a partir de aquí hay que plantear algo más: el hecho de esa fuerte (aunque forzada) inmigración negra en el país, trajo cambios culturales importantísimos. Los negros llegaron con sus costumbres, sus creencias religiosas, su música, y todo eso de a poco fue influyendo en la cultura estadounidense a tal punto que puede decirse que el aporte de la cultura negra en el siglo XX es invalorable, sobre todo en el aspecto musical. De ahí proviene el blues y el jazz, por ejemplo, y con eso un cierto panorama de experimentación artística que se difundió en el mundo entero. Pero no fue sencillo. Los negros tuvieron que soportar, aparte del trabajo forzado, humillaciones de toda índole. Sus creencias religiosas (consideradas paganas) fueron combatidas, sus pautas de convivencia fueron objeto de burla. Incluso, se los sometió a permancer en la ignorancia con la finalidad de que no fueran conscientes de su situación de esclavitud. Era algo común que si un amo llegaba a ver a uno de sus esclavos leyendo tratando de leer lo castigara duramente. De hecho, era usual que se matara a aquellos esclavos que sabían leer y que a escondidas enseñaban a los demás. El Sur estadounidense tenía básicamente un modelo económico agrario, y en muchos aspectos recordaba el modelo del feudalismo, ya que una familia aristocrática, centrada en una presencia masculina, paterna, habitaba una gran casa rodeada de plantaciones en las que trabajaban sus esclavos. Esto, por lo tanto recuerda la relación entre el señor feudal y sus vasallos, propia de la Edad Media.
Pero esa situación de esclavitud llegó a su fin con la llamada Guerra de Secesión (o Guerra Civil Estadounidense). En la misma se enfrentaron los estados del Norte (la Unión) contra los estados del Sur (los Confederados, integrados en un principio por los estados de Carolina del Sur, Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Louisiana y Texas). Los estados del Norte habían querido imponer a los del Sur la abolición de la esclavitud, y esa fue una de las tantas causas de la guerra. Se puede creer en un principio que la causa del interés del Norte en la abolición tiene que ver con un ideal de libertad y de igualdad de todos los hombres (defendido por el presidente Abraham Lincoln), pero por sobre todo estaba relacionado con un factor económico, porque los estados del Sur, al no tener que pagar mano de obra, competían de otra manera con los precios de productos elaborados en el Norte. Por otra parte, el modelo económico y de vida del Norte era industrial y burgués. La guerra, que transcurrió entre 1861 y 1865, dejó unos 360.000 muertos para la Unión y unos 260.000 para los Confederados. El Norte venció y el Sur quedó prácticamente devastado, no sólo en el plano material, sino también en el moral. Toda una época del Sur había terminado. Hasta el día de hoy, un siglo y medio después, esta guerra sigue generando interés y polémica en Estados Unidos.

2: breve caracterización del arte "Gótico" en el siglo XII

Antes de enfocarse en lo que llama la literatura gótica sureña, es importante revisar el concepto más general de arte Gótico, que surge en Europa alrededor del siglo XII. El surgimiento del arte Gótico es problablemente uno de los puntos más importantes de la historia del arte Occidental, ya que el arte no fue el mismo de ahí en más. La aparición del Gótico está vinculada con la decadencia de un modelo económico basado en lo agrario y lo feudal; ese modelo da paso a un modelo más liberal vinculado con el accionar de una clase social que crecía día a día: la burguesía. Antes de la llegada de un modelo de vida liberal, mientras imperaba el modelo feudal, el arte estaba fuertemente ligado a lo religioso. Cualquier representación artística tenía que estar ligada o justificada al discurso religioso; por lo tanto, el arte no debía dejar lugar a dudas o confusiones en cuanto a lo que manifestaba, tenía una sola Verdad, y esa Verdad era la verdad de lo religioso, la Verdad de Dios. Esto obviamente también está muy relacionado con lo feudal, ya que este es un sistema en el que todo es incuestionable: el señor feudal tiene una verdad y esa verdad es incuestionable para sus servidores o vasallos. ¿Qué ocurre después, entonces? Cuando el feudalismo comienza a decaer y se impone el predominio de la burguesía, el arte necesariamente cambia. Los burgueses, que en definitiva son comerciantes, imponen una mirada más liberal, y esa mirada liberal permite que ahora el arte no tenga que estar vinculado a lo religioso. Quizás sea difícil para nosotros, que estamos acostumbrados ya a ver cualquier cosa como motivo artístico, pensar en lo que debió ser para la época un arte sin ningún tipo de mensaje religioso, pero fue un cambio que alteró todo. Por primera vez se acepta que cualquier cosa puede estar en una pintura, en un poema o en una escucltura, y que esa cosa no tenga una finalidad religiosa. Ya no se persigue una única Verdad, sino que el arte del Gótico pasa a aceptar más de una verdad, varias verdades. Aspectos que usualmente no eran de interés artístico, ahora pasan a serlo. Se pasa de querer expresar la idea de lo Divino (lo relacionado con Dios) a la idea de que cualquier opinión (la de cualquier individuo que no quiere relacionarse con un discurso religioso) es posible. Es el comienzo de un nuevo subjetivismo. Además, el arte que venía del feudalismo tenía siempre como objetivo ser conclusivo, es decir, en cuanto a su estructura, ser cerrado. El nuevo arte que aparece en el Gótico con la llegada del modelo burgués plantea la posibilidad de que la obras no sean cerradas en su estructura, sino que puedan tener algo de inconcluso, de inacabado, tal como se ve en la construcción de muchas iglesias de esa época. Este aspecto se vincula con la idea de que si no existe una verdad única para transmitir, tampoco las obras en su presentación pretenden dar la idea de que la cosas son como se presentan en ellas, sino que pueden continuarse o pensarse de otra forma.

3: el gótico sureño en el siglo XX

Cualquier búsqueda preliminar sobre lo que es el gótico sureño apunta hacia los mismos elementos. La Enciclopedia Británica, por ejemplo, dice lo siguiente en su respectiva entrada: "Un estilo de escritura practicado por varios escritores del Sur de Estados Unidos, y cuyas narraciones, ambientadas en esa región, se caracterizan por el grotesco, lo macabro o lo fantástico de sus incidentes."
Sin embargo, resta saber cómo un estilo artístico como el Gótico, surgido en el siglo XII encuentra una continuación particular en las primeras décadas del siglo XX, y sobre todo en Estados Unidos. Para esto hay que volver a tener en cuenta la Guerra de Secesión y sus consecuencias. Con esta guerra cayó un sistema de vida que, como se apunta más arriba, era un modelo de vida feudal, regido por la presencia paternalista de un propietario que disponía del trabajo y de la vida de sus esclavos; pero también era un modo de vida fuertemente atravesado por lo religioso. Todo esto deja paso a una economía industrial, en la que la figura paternalista se borra y las que fueron grandes casas donde se asentaba el poder, ahora se caen literalmente a pedazos, simbolizando la decadencia de ese mundo. El poder económico ya está en manos de los burgueses.
Mucho tiempo después, en el período entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, puede observarse en el Sur de Estados Unidos la aparición de un conjunto de escritores que pueden ser catalogados como "escritores sureños tradicionalistas". Entre ellos están Thomas Wolfe, Allen Tate. En sus narraciones (en sus poesías en el caso de Allen Tate) los escritores tradicionalistas trataron de rescatar una serie de valores que había en el siglo XIX sureño, intentando restaurar una imagen convincente de ese pasado, sobre todo de antes de la Guerra de Secesión. La necesidad de rescatar esos valores tenía que ver con los cambios tan fuertes y nocivos que el Hombre experimentaba en las primeras décadas del siglo XX. Por eso los tradicionalistas le dieron importancia a aspectos típicos de la sociedad sureña del XIX, como la conciencia religiosa y la idea de que el Hombre es capaz de actuar en un nivel más elevado que aquel en el que pasa la mayoría del tiempo, o sea la idea de que el Hombre está destinado a porvenir libre de dolor. Otro aspecto que se destacaba de aquella sociedad es la costumbre que tenía la gente de darle más valor al producto en sí del trabajo que al dinero que se pudiera lograr de esa actividad. Por ejemplo, los frutos mismos que se recolectaban en una cosecha tenían para esa gente más valor que el dinero que se obtenía por ello, algo propio de una sociedad agraria. Así como pasaba antes del Gótico en el siglo XII (siguiendo con las comparaciones), en las narraciones de estos escritores estaba presente el tema de que el Hombre está en el mundo a la búsqueda de una única Verdad.
Pero el gótico sureño no pertence a estos escritores, sino que se le atribuye a un grupo de escritores que llegaron algunos años después, y entre ellos cabe mencionar a William Faulkner, Eudora Welty, Truman Capote, Flannery O'Connor y Carson Mc Cullers. Obviamente hay en las narraciones de estos autores temas que quedan de lado. El tema de que el Hombre, por tener una conciencia religiosa, busca una única Verdad es un tema que es dejado de lado por ellos. Casi se puede decir que los góticos sureños son escritores laicos en ese sentido. Los góticos sureños hacen entrar en sus historias aspectos como lo enfermizo o lo irracional, lo que ya entra en contradicción con los autores anteriores, porque la visión ahora pasa a mostrar valores negativos. ¿Por qué ocurre esto? Principalmente porque el Sur, en cuestión de casi un siglo, pasó de un modelo agrario a un modelo industrial en el que se le dio importancia al Progreso económico y material. Esta cuestión del Progreso material y económico es también conocida con el nombre de Sueño Americano. Digamos que los escritores góticos sureños desmintieron lo del Sueño Americano al ver que la realidad a veces era bastante distinta, y escribieron sobre lo que se puede nombrar como Pesadilla Americana, porque no todo era bienestar y Progreso. Los góticos sureños se expresaron acerca de una sociedad en donde todo era relativo, en donde no había una Verdad única para todo, una sociedad en la que veían a un Hombre corrompido por los supuestos adelantos económicos y sociales, de ahí lo pesadillesco. En esta corriente literaria aparece lo grotesco. El grotesco es aquello que apunta a la caracterizacón de escenas o de personajes de manera exagerada o ridiculizante; en cuanto a la descripción de los personajes, a menudo aparece como una forma de describir a los seres humanos en términos no humanos. Un ejemplo claro de esto último es la continua descripción que se hace del "primo" Lymon Willis en el comienzo de "La balada del café triste", de Carson Mc Cullers: "Sus piernecillas torcidas parecían demasiado débiles para soportar el peso de su gran torso deforme y de la joroba posada sobre su espalda" (pág. 333)... "Sus manos parecían patitas sucias de gorrión y temblaban." (pág. 334)
Además de lo grotesco, otras características del gótico sureño pueden ser el gusto por lo anormal, la revelación de aspectos oscuros de las profundidades del alma humana, la ambivalencia de las actitudes morales en los personajes (típico de la Miss Amelia Evans de "La balada del café triste"), las desviaciones sexuales o la aparición de personajes erráticos. Pero por sobre todos estos aspectos hay que destacar que esto surge a partir de una visión sobre la sociedad norteamericana que en cierto modo hace hincapié en la desesperanza. En "La balada del café triste", la fe de Miss Amelia Evans en el dinero antes que la fe en el producto en sí de su trabajo, ilustra un modelo de vida capitalista que no existía en el Sur y que corrompió un modo más paternalista y religioso que los escritores tradicionalistas habían querido recordar.


Damián González Bertolino
(llarvimat@yahoo.com.ar)


Bibliografía utilizada y recomendada:

-Faulkner, William: "Las palmeras salvajes", editorial Sudamericana, Madrid, 1995.
"Relatos", editorial Anagrama, Barcelona, 1998.
-Hauser, Arnold: "Historia social del arte y la literatura (tomo I: Desde la Prehistoria hasta el Barroco)", Debate, Madrid, 1998.
-Kerr, Elizabeth M.: "El imperio gótico de William Faulkner", Noema editores, México, 1982.
-Loving, Jerome: "Walt Whitman. El canto a sí mismo", Paidós, Buenos Aires, 2002.
-Mc Cullers, Carson: "El aliento del cielo", Seix Barral, Buenos Aires, 2007.
-O'Connor, Flannery: "Cuentos completos", editorial Debolsillo, Buenos Aires, 2007.
-Straumann, Heinrich: "La literatura norteamericana", Fondo de Cultura Económica, México.
-Young, Thomas Daniel: "El pasado en el presente. Estudio temático de la novelística del sur de los Estados Unidos", Noema editores, México, 1983.

martes, 2 de marzo de 2010

Bienvenido 4º12


Estimados estudiantes de 4º12:

¡¡Les doy la bienvenida a nuestra sección del blog de Literatura del liceo Departamental!!
Como lo comenté en clase, acá vamos a encontrar materiales para estudiar, pero al mismo tiempo este puede ser un muy interesante espacio para compartir nuestros intereses y sensibilidades.
Pueden dejar los comentarios que deseen.
Los veo en las clases.
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Un abrazo grande.