viernes, 3 de abril de 2009

El Siglo de las luces: material de apoyo



El Siglo de las luces: material de apoyo

María Pedragosa

Maldonado 2009

El Siglo de las luces (Extracto y resumen de la bibliografía adjunta)

El siglo XVIII constituye uno de los períodos claves de la civilización occidental. Se produce una verdadera revolución en el campo de las ideas y se asientan las bases intelectuales, sociales y políticas cuya vigencia se extiende hasta el presente. A partir de la situación europea de los siglos XVI y XVII se genera un replanteo existencial que culmina en lo político con la instauración de la burguesía como clase dominante (Revolución Francesa de 1789) y, en lo cultural, con la aparición de formas artísticas que revolucionan el propio concepto de arte.

El punto de partida de este movimiento, conocido como Ilustración, Iluminismo o enciclopedismo, debe buscarse en factores que surgen a finales de la Edad Media tales como el Renacimiento, la prosperidad creciente de las capas medias y el horizonte que se abre a partir del descubrimiento y conquista de pueblos lejanos y extraños. Pero es en el siglo XVII donde aparece el centro y motor del siglo siguiente: la razón. La racionalidad se va a convertir en el instrumento privilegiado para la captación de lo real e incluso en la estructura de lo real mismo. Hegel dirá después: “Todo lo real es racional y todo lo racional es real”. El máximo representante de este racionalismo del siglo XVII es René Descartes (1595-1650) quien en una de sus Meditaciones metafísicas sostiene: “¿Quién soy yo pues? Yo soy una cosa que piensa”. Afirma, de este modo, la racionalidad como el verdadero sentido de la existencia: cogito ergo sum (“pienso luego existo”). Una vez que la razón deviene el ser del hombre y el verdadero instrumento de su hacer, queda abierto el camino para una renovación radical de las ciencias que desplaza la imaginería mítica y religiosa con todo el esquema de vida asentado sobre esas convicciones. El desplazamiento del mito y el consecuente florecer de la razón se corresponde con la aparición de un nuevo hombre: el hombre ilustrado. La Ilustración, al decir de Kant, consiste “en el hecho por el cual el hombre ha alcanzado su mayoría de edad” (Emanuel Kant: Filosofía de la historia).

El hombre ilustrado asume su carácter de hombre frente a la autoridad que lo aplastaba (Iglesia, señor feudal, tributos, etc.) y, guiado por la fuerza de la razón, busca, más allá de los mitos y leyendas que le fueron impuestos, el verdadero sentido de su realidad interior y de la material que lo rodea. Esta misma actitud de rebeldía, de cuya vertiente socio-política Voltaire será máximo exponente, tendrá un eco similar en las ciencias. La física, particularmente, tendrá una renovación fundamental y su padre será otro de esos “hombres nuevos”: Isaac Newton (1642-1727). El físico inglés plantea la imagen de un universo matemático sometido a leyes que sólo la razón puede descubrir y al cual no rige ninguna finalidad moral, ni fuerza superior. En 1686 aparece el compendio fundamental de esta nueva física con el significativo título de Principios matemáticos de la filosofía natural, libro que va a producir una verdadera revolución no sólo en el campo de las ciencias sino también en la vida. En su Prólogo de la reedición de 1713, se sostiene que muchas de las leyes que ahí aparecen son “hoy aceptadas por todos los científicos”.

Así, esta revolución intelectual no quedó confinada al plano de la teoría, sino que fue canalizada por todo un movimiento político y social que comienza en Inglaterra en 1680 y alcanza su máximo apogeo años más tarde en Francia: La Ilustración.

El contexto ideológico

Postulados fundamentales de la Ilustración:

Ø La razón como método infalible para acceder a la verdad.

Ø El ejercicio de la razón debe producir un modo de vida justo y para todos los hombres.

Ø El orden de la sociedad y de la naturaleza es un orden matemático regido por leyes que se conoce por la ciencia.

Ø Es posible una infinita perfección de la naturaleza humana siguiendo los dictados de la razón.

El siglo XVIII se autodenominó filosófico en el sentido etimológico del término: amor a la sabiduría. En este sentido, la búsqueda del saber se vuelve fundamental y se extiende a todos los campos: ciencias naturales, historia, religión, derecho, sociedad, etc. El instrumento privilegiado de esta búsqueda es la razón, aspecto heredado del movimiento de renovación y liberación que significó el Renacimiento. Lo novedoso es el uso que se da a la razón, la metodología con que se la emplea. Ya el siglo XVII había usado la razón poniéndola al servicio de grandes construcciones filosóficas abarcadoras de una totalidad (Descartes, Leibniz, etc.). El siglo XVIII la empleará como método constante de crítica buscando un apoyo en los hechos reales, concretos y verificables que terminará por demoler aquellos sistemas. El modelo está tomado de las ciencias naturales desarrollado a partir de Galileo, Kepler y Newton. El método consiste en el análisis de los hechos, de los fenómenos para elevarse luego a las leyes y a los principios. Mientras el pensamiento del siglo XVII procedía deductivamente, fijando un principio a partir del cual se construía el sistema, el siglo XVIII va a proceder por inducción y análisis para llegar a los principios después de la minuciosa observación de lo fáctico. La razón, instrumento privilegiado de conocimiento, aparece no como un receptáculo del que extraer verdades, sino como una fuerza, una dirección, una energía que conducirá a la obtención de verdades. En síntesis, “El concepto de razón no se caracteriza como concepto de un ser, sino de un hacer”. (Ernst Cassirer: Filosofía de la Ilustración)

La misma racionalidad de la naturaleza, estudiada por las ciencias, se va a exigir en la esfera humana. Así, la Ilustración se aplica a ejercer una crítica completa de los aspectos políticos, morales y religiosos de la vida.

La crítica de las religiones es absoluta: se ataca la irracionalidad de sus dogmas, la superstición e ignorancia que favorecen la sumisión ante la injusticia que pregonan la hipocresía de los sacerdotes.

A esto se va a oponer el deísmo, una religión fundada en la razón y la naturaleza, que se limita a reconocer la existencia de un ser supremo a quien se venera sin idolatría, a quien se rinde un culto puramente íntimo, que no necesita intermediarios ni interviene en los asuntos humanos. Más allá de su aspiración racional, el deísmo no es único sino que presenta varias versiones.

Otros, como DHolbach, niegan la existencia de Dios: para él, el universo era puramente material. Hay también ejemplos de agnosticismo y escepticismo religioso, como los de Locke y Hume que no se pronuncian sobre la existencia o inexistencia de un Creador. Pero el Siglo XVIII fue mayoritariamente deísta antes que ateo o agnóstico.

La Enciclopedia

Se introduce la “idea de progreso“, la creencia en el progreso indefinido de la humanidad, que heredará el positivismo del siglo XIX. El progreso es entendido como la expansión del saber: las “luces” de la razón y los conocimientos conducen la marcha ascendente de la humanidad. De este modo, se fundamenta el papel del intelectual como guía y conductor espiritual de los pueblos.

De estas convicciones surge la idea de la publicación de un vasto diccionario que abarque y trate detenidamente todos los aspectos del saber humano de la época. Aparece, así, La Enciclopedia “Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios”. Se realiza entre 1745 y 1772 bajo el enérgico impulso de Diderot con la colaboración de todos los intelectuales importantes de su tiempo.

El propósito no es sólo transmitir un conjunto de conocimientos, sino “cambiar la manera habitual de pensar”. La Revolución Francesa es, ideológicamente, consecuencia de la tarea de los enciclopedistas quienes proveen a los revolucionarios de 1789 un cuerpo de ideas tanto de crítica y negación del pasado como de un proyecto para el futuro. Si bien no se considera revolucionarios a los enciclopedistas, éstos presentaron una visión crítica y reformista, poniendo a disposición de la burguesía una serie de ideas, convicciones y teorías que serían ampliamente utilizadas y cuya vigencia alcanza el presente actual.

El manejo orgulloso y triunfal de la razón, la creencia en el progreso y el liberalismo, contribuyeron a dar, a buena parte de este siglo, esa visión optimista del mundo y de la vida.

El contexto político

Los errores repetidos de la política real precipitan la ruina del régimen. Bajo Luis XIV los desastres militares y diplomáticos se acumulan. A pesar de los esfuerzos la monarquía se desacredita; el Rey, aislado del pueblo, se deja comprometer y maniobrar por los privilegiados. No puede refrenar la oposición sistemática de los Parlamentos y, sobre todo, la terrible crisis financiera que será causa determinante de la Revolución.

Desde la muerte de Luis XIV se asiste a una crisis de autoridad que traerá aparejada la caída de régimen. La crisis llegó a su punto culminante con la firma del tratado de Aix-la-Chapelle mediante el cual Luis XIV abandona todas sus conquistas comprando una paz precaria.

Esta crisis deja libre el campo a los innovadores y las ideas encuentran en la opinión pública una audiencia cada vez mayor.

Francia tiene su tesoro arruinado, su comercio agonizante y destruidas por completo las probabilidades de volver a ser el eje de la política europea. Es el país donde se produce el estallido revolucionario del 14 de julio de 1789.

En cuanto al pensamiento político, la filosofía de la Ilustración rechaza el despotismo y se aferra a la idea de libertad que había heredado del Renacimiento. Tuvo en Inglaterra su antecedente inmediato: el Parlamentarismo y los derechos de los ciudadanos. Para Voltaire, gran admirador de Inglaterra donde estuvo exiliado, el concepto de libertad coincide con el de los derechos humanos: “¿De hecho, qué es ser libre? Es conocer los derechos del hombre y, una vez conocidos, se defienden sin más.” Se convierte en un fervoroso defensor de la libertad de expresión: “Pertenece al derecho natural servirse de su pluma y de su palabra a riesgo propio. Conozco muchos libros aburridos, pero ninguno que haya hecho mal de verdad.” Y agrega: “No estoy de acuerdo con una sola palabra, pero defenderé hasta la muerte vuestro derecho a hacerlo”.

Se proponen diferentes sistemas políticos para remplazar al despotismo: el modelo inglés, la monarquía ilustrada (un monarca gobernando con la guía de la razón y las luces de los filósofos), la república.

Montesquieu (1689-1755) intenta crear una ciencia de las leyes positivas descubriendo el orden subyacente bajo la heterogeneidad de los hechos. (El espíritu de las leyes). Según el filósofo, las leyes dependen del lugar y del momento de su aplicación; sin embargo los pueblos civilizados dependen menos que los primitivos de las condiciones de su territorio y clima y es posible conferirle las leyes necesarias que los conduzcan a la moderación, la libertad, la utilidad social y la felicidad. Prefiere para Francia una monarquía moderada por los poderes intermedios de la nobleza y los parlamentos, que se opongan a una primacía absoluta del rey. Realiza la descripción del régimen inglés, de apariencia monárquica pero en realidad republicano, donde el equilibrio de los tres poderes del estado (ejecutivo, legislativo y judicial) está asegurado por su separación y los controles que ejercen entre ellos. De esta manera, las libertades y los derechos humanos de los ciudadanos quedan protegidos.

Rousseau (1712-1778) funda la teoría de la democracia. Se basa en un contrato libremente establecido entre los miembros de una comunidad (el contrato social) por el cual ellos ceden sus derechos a favor de la comunidad. Esta abdicación les asegura la igualdad y la libertad. Por este contrato todos quedan sometidos a la “voluntad general”. Sólo la voluntad general puede hacer las leyes y el pueblo soberano debe expresarse directamente porque la soberanía es inalienable y no se puede delegar en representantes. La aplicación de las leyes sólo se confía a un gobierno ejecutivo por razones prácticas y éste puede ser derribado en caso de no cumplir con los dictados del pueblo. La voluntad general es expresión de la mayoría y a las minorías sólo se le reconoce el derecho de llegar a convertirse en mayorías. De este modo, se asegura la libertad auténtica puesto que “La libertad quiere decir vinculación a una ley rigurosa e inviolable que cada individuo establece por sí mismo […] el individuo, al unirse con los demás […] se obedece tan sólo a sí mismo”.

El siglo XVIII elaboró una teoría económica cuya idea central es también, como en otros campos, la libertad; sostiene el postulado de la libertad económica... La prosperidad de una nación no depende de la acumulación de metales preciosos, como afirmaba el Mercantilismo, sino del trabajo de sus habitantes (fundamentalmente el sector primario: agricultura, ganadería, pesca y minería). El comercio es un simple vehículo de la circulación de bienes. Se debe dejar que la producción y comercialización de las mercaderías se realice libremente. La naturaleza y el comercio están regidos por leyes “naturales” que actúan por sí mismas en forma beneficiosa. Toda intervención del Estado en materia económica sólo conduce a entorpecer su funcionamiento. Su fórmula fue: “laissez faire et laissez passer; le monde va de lui même” (“dejad hacer, dejad pasar; el mundo camina solo”). La versión inglesa de esta teoría corresponde a Adam Smith y la francesa a Quesnay y Turgot (Fisiocracia). Adam Smith da más espacio a la intervención del Estado.

El liberalismo económico es la expresión de una nueva situación de la burguesía. Mientras la clase burguesa fue económica y socialmente débil, necesitó la protección estatal para crecer y consolidarse y la política proteccionista del Mercantilismo se lo permitió. En el siglo XVIII consolidó sus posiciones y la expansión de sus negocios necesita la supresión de toda traba. Esta teoría se llevará a la práctica a partir de la Revolución de 1789.

El contexto social

Ø Aparición de ideales humanitarios y de reforma social (Por ejemplo: rechazo del castigo despiadado para la contención de la delincuencia).

Ø Rechazo de la guerra y la esclavitud.

Ø Preocupación por las clases humildes.

Ø Establecimiento de hospitales de maternidad y adelanto de las medidas sanitarias.

Los filósofos de la Ilustración hacen una aguda crítica a la defectuosa organización social. Esto tiene sus antecedentes en el siglo XVII (Locke, Hobbes) y las teorías políticas antes mencionadas constituyen algunas de sus respuestas...

El siglo XVIII recibe la herencia renacentista de la concepción del derecho natural: un orden legal, justo y armónico en el que hay que apoyarse para construir el derecho positivo realmente vigente en una sociedad dada. El derecho ya no se va a fundar ni en los dogmas teológicos y ni en el absolutismo del Estado. Existe antes que el poder humano o el poder divino, se funda en la naturaleza y en la razón. Montesquieu define las leyes como “las relaciones necesarias que derivan de la naturaleza de las cosas”. Y la Declaración del hombre y del ciudadano de 1789 dice que los derechos son “naturales, inalienables, imprescriptibles y sagrados”.

Aparece la idea del “estado natural” en que el hombre habría vivido antes de asociarse en comunidad.

Hobbes lo concibe como un momento caótico de guerra de todos contra todos, donde se imponen los más fuertes. Por esta razón los hombres se impusieron un contrato social para protegerse de la inseguridad y delegaron la soberanía en un monarca.

Rousseau concibe el estado de naturaleza como una etapa paradisíaca donde los hombres viven aislados y felices, sin otra preocupación que el sustento material. Los males y la degradación comienzan con el establecimiento de la propiedad individual. Cuando un hombre o un grupo de hombres se apodera de un bien, que hasta entonces era de todos porque no era de nadie, se instaura la división entre ricos y pobres, entre poseedores y desposeídos. Los primeros legitiman la situación imponiendo leyes que fundan la sociedad civil y eligiendo magistrados que hagan respetar esas leyes. Pero Rousseau no postula un retorno al estado primitivo para permanecer en él. La vuelta a la naturaleza original debe darse a los efectos de partir desde ahí hacia un nuevo comienzo que permita edificar la nueva sociedad sobre la base de la igualdad y la justicia, esto es, la sociedad democrática de El Contrato social.

La vida social y cultural de las clases alta y media-alta se traslada desde la Corte a París. Este desplazamiento se corresponde con el cambio social por el cual la antigua nobleza cortesana se ve desplazada por la burguesía ascendente. Esta última será la productora y consumidora más importante de los nuevos productos culturales.

Los centros de reunión son los salones, los cafés y los clubes. El Club de L' Entresol fue definido por uno de sus miembros, el marqués de Argenson como una especie de club inglés o de sociedad política perfectamente libre, compuesta por gente que guste razonar sobre lo que piensa y decirlo sin miedo de comprometerse.

Entre los Cafés públicos y privados los más conocidos fueron el Procope, Laurent Y Gradot. El éxito de los cafés públicos hizo que la sociedad convirtiera, algunos días, los salones en cafés.

Los salones más conocidos eran los de la duquesa del Maine, al que concurre Voltaire; el de la marquesa de Lambert, donde se reúnen Montesquieu y Marivaux; el de Madame de Geoffrin, con la presencia de Montesquieu, Marivaux, Helvetius, DAlembert, DHolbach. Este último es el más importante: se plantea y se discute la publicación de La Enciclopedia y la dueña de casa colabora con la subvención del proyecto.

En los salones reina la conversación brillante, el juego de ingenio, la galantería, los placeres refinados. Son la ocasión para que se manifieste esa veta mundana, frívola y exquisita que es inseparable de las costumbres de la época.

El contexto literario

Las transformaciones señaladas anteriormente van a pautar la aparición de un nuevo tipo de letras y un nuevo tipo de lector. Entre los precursores e iniciadores de este nuevo modo de hacer literatura -que dará por resultado, según el concepto de Arnold Hauser, “un nuevo público lector”- se encuentran personas de muy diversas tendencias e iniciativas: Saint-Simon, Fontenelle, Bayle, Montesquieu, Voltaire, Diderot, Rousseau…

Los escritores casi no participan del ascenso de la burguesía. Su condición material, a menudo mediocre, no se corresponde con el rol esencial que ocupan en la vida social. La condición de los escritores se caracterizó por:

Ø La mediocridad material: muchos escritores viven de lo que escriben, pero el trabajo intelectual no era bien retribuido. No hay derecho de autor.

Ø La inseguridad: la censura y las persecuciones traban la libertad de expresión.

Ø Prestigio social: los hombres de letras adquieren, sin embargo, con la independencia, el derecho de la consideración. Se vuelven los dueños de la opinión. El hombre de gabinete del siglo XVII pasa a ser hombre de acción.

Las obras literarias acusan las tendencias filosóficas. A pesar del peso de figuras como Voltaire o Diderot el gusto literario va a ir transformándose. El público francés comienza a dejar de lado los análisis en los que se complacen los filósofos. Acogen favorablemente las obras extranjeras que responden a la necesidad de emoción o misterio: las novelas inglesas de Richardson, el Werther de Göethe. De esta manera, va despertándose un estado espiritual que encontrará su completa expresión en el movimiento pre- romántico y romántico.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII las ideas filosóficas se afirman con una osadía cada vez mayor. Se abren nuevos salones que van a contribuir a su difusión. En el salón de Mme. du Deffand, quien permanece fiel a las antiguas tradiciones, los filósofos deben adoptar ciertas reservas, pero en el de Mme. Geoffrin que protege abiertamente a los enciclopedistas la conversación se da con mayor libertad. Otros salones son verdaderas sinagogas filosóficas donde comienza el germen de una ideología prerrevolucionaria.

Una reacción se dibuja contra la sequedad de la razón, esta postura gana lugares de moda el Salón de Mme. de Lespinasse, donde exaltan y descubren las delicias del sentimiento. Al mismo tiempo, gran parte del público permanece accesible a preocupaciones místicas y prejuicios supersticiosos. Se fundan sectas de iluminados. Paralelamente a las conquistas del espíritu positivo se extiende una curiosidad por lo sobrenatural que retumba en la inspiración de los escritores y anuncian ciertas tendencias del romanticismo.

El espíritu filosófico tan expandido en los salones frecuentados por los enciclopedistas encuentra, sin embargo, alguna resistencia.

Durante la primera mitad del siglo, el sentimiento estuvo preservado por la ironía y la pasión por la frivolidad.

Hacia la mitad del siglo, la razón parece a veces reseca y aburrida. Las lágrimas, suspiros, efusiones se ponen de moda, así como las inquietudes, desesperanzas y éxtasis. Guiados por el ejemplo de novelistas y poetas ingleses y luego por los pre-románticos alemanes, los escritores buscan satisfacer las nuevas aspiraciones del público. El gran maestro de esta generación fue Rousseau.

Las artes

El siglo XVII vivió una crisis en la que algunas coronas quedaron en bancarrota. Las luchas religiosas y coloniales agotaron a los pueblos y sus economías. El manierismo había anteriormente acentuado el virtuosismo técnico, tal como se manifestó en Tintoretto, y la exageración, como en el caso de El Greco. Más adelante, la estética y la teoría del arte barroca favorecieron con frecuencia el sometimiento del mundo a un torbellino de movimiento y de expresividad. En el Barroco fue frecuente el gusto por la paradoja y la complicación. En la literatura española el culteranismo y el conceptismo pugnaron por conseguir el lucimiento de las obras a costa de su accesibilidad, pues, como escribía Góngora, "honra me ha causado hacerme oscuro a los ignorantes, que esa es la distinción de los hombres doctos, hablar de manera que a ellos les parezca griego". El placer estético al que se invita al receptor de las obras artísticas es el de internarse en su oscuridad. Tales tendencias parecen ser contrarrestadas en la filosofía de la época cuyo máximo exponente es el racionalismo cartesiano que, adoptando el ejemplo de la matemática, pretende aportar luz y claridad.

Estética y teoría del arte de la segunda mitad del siglo XVII procuraron poner orden encontrando normas. Durante el reinado de Luis XIV, el intento por normativizar las artes dio lugar a diversas Academias en las que se intenta imponer orden en lo artístico. En 1669 François dAubignac no sólo defiende que el teatro debe tener reglas sino que éstas deben depender de la razón y del sentido común debiendo considerarse toda licencia como un crimen.

De la naturaleza dependen artes y ciencias pero, puesto que la naturaleza humana es racional, ambas deben ser guiadas por la razón. Objetividad y subjetividad se oponen y, por tanto, también razón e imaginación. De la misma forma que Descartes pretendió encontrar un primer principio en el que fundamentar el trabajo intelectual, Charles Batteux en su libro Las bellas artes reducidas a un mismo principio (1746) propuso como elemento unificador de las artes la imitación de la bella naturaleza. Las artes debían imitar, bajo la dirección de reglas racionales, una naturaleza en la que la Razón debía también encontrar claridad y distinción. De esta forma, al situar bajo la protección de la razón tanto las ciencias como las artes, se intentaba evitar las extravagancias surgidas en el manierismo y en el barroco.

Nicolás Boileau escribió su tratado Arte poético en el que, situarse en la línea de Aristóteles, fijaba cánones -como el de las llamadas "tres unidades" para el teatro- con pretensiones de universalidad e intemporalidad. Todo debía ir paso a paso, bajo control aunque intentando evitar un rigor excesivo: "Trop de rigueur alors serait hors de saison". Respetar las reglas sería testimonio de buen gusto. La importancia que toma la cuestión del gusto, en esta época, revela una preocupación benevolente por los efectos que las artes puedan causar en los espectadores, así como un interés creciente por la dimensión subjetiva de lo estético. El "objetivista" Boileau incluso señala que el fin de las artes es agradar y conmover, aunque sin brindar nada increíble al espectador, al punto que recomienda que no se ofrezca al lector "nada más que lo que pueda agradarle". También puede introducirse falsedad en la fábula a los efectos de hacer brillar, ante los ojos, la verdad sin la que no puede concebirse la belleza. Lo bello queda subordinado a lo verdadero y también a lo bueno o, más bien, a lo moralizante, evitando, en general, que el vicio pueda aparecer como algo amable ante los ojos de los lectores.

Sin embargo, tal como había visto Aristóteles, el estatuto de las artes y el del mundo cotidiano son diferentes. De ahí que "no hay serpiente ni monstruo odioso que, imitado por el arte, no pueda resultar grato a la vista" (Boileau: Arte Poético).

¿Pertenecen o no a distintos dominios artes, ciencias y vida cotidiana? Las Academias de Luis XIV sostuvieron que si. Es significativo que el tema a concurso propuesto por la Academia de Dijon en 1750 partiera del presupuesto del paralelismo entre las Ciencias y las Artes. En su respuesta, Rousseau no se cuestiona si tal identificación es o no oportuna. Por el contrario, Diderot se plantea en qué consiste la especificidad de las artes. Como respuesta a esta cuestión surge esta otra que se suscitará especialmente en la ilustración inglesa: ¿cuál es el origen de nuestra idea de belleza? La hipótesis que subyace a esa investigación es que averiguar cuándo surgió tal idea podrá servir para fundamentar y orientar racionalmente las artes; es decir, para deducir del origen los pasos subsiguientes. Pero, las tensiones que surgen en el pensamiento estético de los ilustrados están precisamente relacionadas con el intento de someter las artes a las “luces“. ¿Hasta qué punto puede lograrse? ¿Con qué costos? ¿Qué papel juegan en el ámbito artístico la razón, la imaginación y el sentimiento?

Bibliografía

Cassirer, Ernst. Filosofía de la Ilustración, México, F.C.E., 1950.

Hauser, Arnold. Historia social de la literatura y el arte, Madrid, Guadarrama, 1968.

Hazard, Paul. El pensamiento europeo en el siglo XVIII, Madrid, Guadarrama, 1946.

Lagarde et Michard. XVIIIème Siècle, Paris, Bordas, 1962.

Mántaras, Graciela. Voltaire, Montevideo, “Manuales de Literatura: 10, Técnica, 1977.

Nantan, Jacques. Enciclopedia de la Literatura francesa, Barcelona, Montaner, 1959.

Voltaire y la Ilustración, Capítulo Universal: 19, Buenos Aires, CEDAL, 1969.

12 comentarios:

  1. es una cochimada meteta al culo

    ResponderEliminar
  2. esto no sirve para nada noooooooooo ja

    ResponderEliminar
  3. marcela lame dice noooooooooooooo esto es una mierda okkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk

    ResponderEliminar
  4. Јust wiѕh to say yоuг aгticle
    is as аmazing. The clarіty in your post
    iѕ juѕt gгеat аnd i сoulԁ аssumе yοu're an expert on this subject. Fine with your permission let me to grab your feed to keep up to date with forthcoming post. Thanks a million and please continue the gratifying work.

    Also visit my website ... CarbonPoker Promotions

    ResponderEliminar
  5. Goοd daу ѵery cool ωeb site!
    ! Guy .. Beautiful .. Superb .. I'll bookmark your blog and take the feeds additionally? I'm happу to
    search οut numеrous helpful іnfo heгe in the put uρ,
    we need deѵelop morе tеchniqueѕ in this гegard, thаnks fоr shaгing.
    . . . . .

    my blog; RPMPoker Offer

    ResponderEliminar
  6. The maintenance free batter operated fan operates at two
    speeds and clips anywhere. If your gate changes at the airport,
    this app will alert you. This is the second installment from my
    Go Green & Save Some Green Series where I will share with you a few
    simple and effective tips on how to start becoming green around the house.


    Here is my website :: nest learning thermostat

    ResponderEliminar
  7. There is some great anti-virus and security software for Android and many address the
    two issues in one. These are community cards and they are dealt
    to the center of the table. _To present to three other
    people to join in the support.

    Visit my web blog: galaxy s3

    ResponderEliminar
  8. Way cool! Some extrеmеly ѵalid points!
    I appreciate yοu рenning thiѕ wrіte-up аnԁ the rest of
    the website is very goоd.

    My рagе :: Americas Cаrdroom Ρoker Οffer ()

    ResponderEliminar
  9. I'm not sure exactly why but this blog is loading very slow for me. Is anyone else having this problem or is it a issue on my end? I'll chеck back latеr on аnd sеe if the pгοblem still
    eхistѕ.

    my blog post - Americas Cardroom Poker Promotions

    ResponderEliminar
  10. I almost never create remarks, however аfteг rеading thгough ѕome of the remaгks here "El Siglo de las luces: material de apoyo".
    I do have 2 questiоns for you if іt's okay. Could it be simply me or do some of the comments come across as if they are coming from brain dead individuals? :-P And, if you are posting at additional places, I'd likе to follow everуthing fresh yοu haѵe tο ρoѕt.
    Cοuld yоu list οf all of all уour publiс pages like your twitter feеd,
    Facebook раge or linkеdin ρrofile?


    Also visit mу webpage - Red Kings Poker Promotions

    ResponderEliminar
  11. I am rеgular visitor, how are yοu еѵerybоdy?
    This ροѕt рosted at this web site is reаlly
    gоod.

    Mу wеb site ... BlaсκChipPoker Bοnus ::
    isaacemore.co.uk :
    :

    ResponderEliminar